Hobby:: Estación de pintura portátil en maletín

No siempre se puede poner uno a pintar ni a la hora, ni en el lugar ni en las circunstancias que más apetecería, ¿verdad? Pero aún así lo hacemos para poder continuar con el hobbie. Y es importante poder tener a mano todo lo necesario para poder sentarse y comenzar con rapidez, sin demasiados preparativos, para no desperdiciar unos minutos valiosos que arruinen o recorten en exceso el tiempo de que disponemos para coger los pinceles.


A menudo me he planteado la poción de hacerme con módulos de almacenaje de botes de pintura y pinceles, plataformas y/o bandejas para disponer las minis a pintar y poder dejarlas preparadas para continuar, pero el espacio que hay en casa es el que es y, la verdad, tampoco me apetece tener algo preparado ahí ad eternum cogiendo polvo y que tenga que andar limpiando cada X de polvo acumulado. Además, si puedo, suelo llevarme las pinturas a los viajes de cierta duración para aprovechar los ratos muertos o de relax. Sin embargo, no ha sido hasta que he comenzado a llevarme las minis al trabajo para aprovechar la pausa de la comida (no suelo demorarme mucho en comer) cuando me he decidido a montarme una estación de pintado portátil.

De modo que me hice con un maletín en desuso y preparé su interior utilizando planchas de espuma. En la parte principal coloqué el 95% de mis botes de pintura - salvo imprimaciones y algunos colores repetidos todo está ahí, tal como lo veis - y preparé una plancha alargada con espacios reducidos para almacenar la unidad de miniaturas que estuviese pintando en el momento. Junto a ella, en el espacio restante, coloqué un recipiente que pueda usar para tener agua para aclarar los pinceles o diluir la pintura, que como veis puede usarse igualmente como almacenaje (aunque no lo recomiendo en comparación con los huecos de espuma).


En la otra parte de la maleta debe haber una plancha que mantenga los botes y las minis en su sitio, pero esta maleta es profunda, y faltan los pinceles, ¿verdad? De modo que practiqué una incisión rectangular en la cara de la plancha que queda oculta, y coloqué ahí los pinceles para que vayan protegidos. La otra cara de la plancha, que véis en la fotografía que se queda con las marcas de presión de los botes, recupera en algunos minutos una superficie bastante lisa, y se puede utilizar como superficie de apoyo para trabajar, aunque disponiendo alguna precaución extra, como una lamina de plástico fino (plasticard), para evitar manchar la espuma con pintura. Esta lámina, igual que una cantidad razonable de hojas de papel de utilidad - en mi caso, cartas de colores Citadel y los esquemas de pintura que estoy usando - puede almacenarse bajo la plancha sin problema.

Y ya está, este es mi gran aliado para la pintura. Si os he dado una idea que os pueda servir, me encantará saberlo. ¡Un saludo!

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